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Una dictadura es un estado en que todos temen a uno y uno a todos.
Lo único que necesitamos para convertirnos en buenos filósofos es la capacidad de asombro.
Cumplamos la tarea de vivir de tal modo que cuando muramos, incluso el de la funeraria lo sienta.
La educación es al hombre lo que el molde al barro: le da la forma.
Las pasiones son los vientos que inflan las velas del navío. Algunas veces lo hacen hundirse, pero sin ellas no podría navegar.
Se necesita poseer un espíritu fuerte para conservar la moderación cuando todo nos va bien.
En media hora de juego podemos descubrir mejor a una persona que en un año de conversación.
Cuando por fin regresas a tu tierra, descubres que no era tu vieja casa lo que extrañabas, sino tu niñez.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.
A más de uno que dice que la vida es breve, le parece el día demasiado largo.
Cuando uno está enamorado, comienza por engañarse a sí mismo y acaba por engañar a los demás.
No podemos modelar a nuestros hijos según nuestros deseos, debemos estar con ellos y amarlos como Dios nos los ha entregado.
La perfección no consiste en la multitud de cosas hechas, sino en el hecho de estar bien hechas.
Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro.
Cínico:un hombre que sabe el precio de todo y el valor de nada.
Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huespedes y se quedan como amos.
Nuestro deseo desprecia y abandona lo que tenemos para correr detrás de lo que no tenemos.
Algunos libros son probados, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos.